martes, 26 de abril de 2016

El último beso a Mireia

26 de abril del 2016. Han pasado siete meses desde que pude dar a Mireia el último beso. Aquel último beso de despedida antes de decir a los médicos de la UCI que la desenchufaran de la máquina que la mantenía en vida.
Siete meses sin poder besar ni acariciar ni tocar ni dar la mano a mi hija. Siete meses sin estar con ella.

No sé cuantos besos le pude dar aquella trágica madrugada. Hoy pienso que fueron pocos, muy pocos. Aún me pregunto como todos aquellos besos, tan llenos de amor, de cariño, pero a la vez tan llenos de dolor y de tristeza, que dimos a Mireia para despedirnos, no pudieron hacer su trabajo y salvarla de ese puto bicho.

Lo que yo daría por poder volver a besarla. Cómo echo de menos esos "besos de pez" que nos dábamos en la playa y nos escondíamos para que las gaviotas no nos comieran. Nos reíamos a carcajadas. Esos besos mientras nos hacíamos cosquillas. Esos besos a la entrada y salida del cole. Esos besos cuando iba a buscarla a casa de su madre para pasar el fin de semana conmigo.
Esos besos que le daba en sus pies, manitas o tripita cuando era bebé. Esas pedorretas. Esos besos que me mandaba cuando hablábamos por teléfono. "Un besito, chao. Te quieroooo" me decía.
El beso de buenos días y buenas noches, princesa. Y el que me reclamaba como excusa porque no quería ir a dormir. "Papi, el beso que no me lo he guardado!" (Una vez pidió  queso, jeje)
Esos besos que no venían a cuento pero nos los dábamos. Éramos tan besucones que muchas veces me decía "espera que ahora no tengo hechos".
Todos los besos. Esos besos que han faltado por darnos. Todos esos besos que el puto bicho nos ha robado.


Hoy, como todos los días desde ese asqueroso 26 de septiembre solo le puedo mandar besos al cielo y a su estrella (Denébola). O dar besos en cada una de las fotos que hay por casa o que llevo en el móvil o en mi pala de Padel. O besar en su nombre grabado en el frío mármol cuando voy a estar con ella en el cementerio. Me quedan estos besos. Pero también noto su besito diario. Ese beso que me manda desde donde esté

Daría mi vida por darte un beso más. Por darte millones de besos. 

#MireiaTeQuiero
 

viernes, 22 de abril de 2016

El cole de Mireia. Cortes de Aragón

El colegio de Mireia es uno de los sitios que me cuesta volver. Son muchos recuerdos, demasiadas vivencias en el Cortes de Aragón.
El 21 de abril del 2016 se celebró el VIII Concurso de Dibujo y en esta edición la dirección del colegio junto con la AMPA quisieron que llevara el nombre de Mireia. Un gran gesto. Un precioso homenaje.  Eternamente agradecido.

Eran las 17 horas y me dirigía al colegio como lo hacía cada vez que podía durante 9 años. Los recuerdos me venian a la cabeza.  Estaba siendo duro pero tenía que estar. El colegio y Mireia se lo merecían. La sucesión de imágenes circulaban por la mente a un ritmo trepidante. Cada vez que llegaba tarde a buscar a Mireia mandaba un whatsapp al grupo de las madres (como os quiero): "aguantadme a Mireia que llego un poco  tarde". En esta ocasión no me costó aparcar como me sucedía a menudo. Esperábamos a nuestros peques en el árbol de la entrada de la puerta. Mireia siempre salía de las últimas junto con su prima y sus amigas. "Qué lentas sois", les decíamos. Acto seguido me daba el besito con su sonrisa y diciendo "hola papi". Como echo de menos esos besitos tan dulces con tanta felicidad, amor y cariño. Luego iba donde su tía Bárbara a por la pieza de fruta (solo comía fruta con ella) y la merienda. Nos dejaban las mochilas y se iban al parque a jugar y a hablar de sus cosas.
Todo esto y más me vino a la mente con los ojos llorosos, un temblor de piernas y un nerviosismo muy fuerte.

La entrega de premios fue emocionante, Fue muy emotivo. Fue brutal. Pero también fue muy triste. Fueron muchos recuerdos. Todos bonitos. Estar en el patio. Saludar a los profesores y al director. Ver a todas las amigas y amigos de Mireia. Vinieron todos! Qué grandes sois chicos. Qué buenas personas sois.

Las palabras de Jesús, el director del Cortes de Aragón, diciendo que aprendieron de ella, de su forma de ser, de su sonrisa, de su compañerismo, de su bondad, fue espectacular. Que bonitas palabras y sinceras. Mientras Jesús hablaba, yo miraba al patio y vi a Mireia jugar, saltar, pasear, hablando con sus amigas, el dia que acabó su etapa en el Cortes y junto a sus compañeros y su profesora lloraba y saltaba...Estaba con nosotros. Estaba ahí. Siempre estará.

Mireia estaba orgullosa de su cole. Quería mucho a su colegio. Su cortes de Aragón. Quería y adoraba a sus profesores. Disfrutaba de las extra escolares y del comedor. Si! Le gustaba el comedor.
Me he dado cuenta que Mireia era muy querida y sigue siendo muy querida.

GRACIAS.
Gracias Cortes de Aragón. Gracias AMPA. Gracias "mamás del cole". Gracias a migas y amigos de Mireia. Gracias por esos aplausos sinceros. Gracias por esas lágrimas de cariño y amor a mi hija.

Fue una tarde dura repleta de sentimientos pero que me llenó de fuerza por la gente que me rodea. Y me reafirmó en el sentimiento de orgullo que siento por mi hija que en sus doce añitos de vida ha repartido mucha felicidad.

#MireiaTeQuiero