viernes, 25 de marzo de 2016

Seis meses (solo) de la muerte de Mireia

Para mi una eternidad. Solo han pasado seis meses desde que el puto bicho mató a Mireia. Seis meses lentos, agónicos, donde el tiempo está pasando despacio, incluso a veces, con la sensación de que se ha detenido. Pero no, nunca se ha parado. Ha seguido.

A los seis meses de la muerte de Mireia, el tiempo ha querido que coincidan los mismos días de la semana con los cuatros peores días de mi vida de aquel septiembre del 2015.
El viernes 25, duro, doloroso, de incredulidad, de dar la noticia de “Mireia se muere” en aquella trágica madrugada. El sábado 26, cuando a las 14.30 horas los médicos de la UCI del Infantil del Servet de Zaragoza certificaron la muerte de mi hija. El domingo 27, el día del tanatorio. Ese día triste de abrazos, cariño, amor, besos, de fuerza, de dolor, mucho dolor. Aquel día largo e intenso de emociones. Y el lunes 28, el día de la despedida de mi hija. El día de su homenaje con sus canciones y su gente recordándola. Aquel día en que Mireia, levantando el pulgar, me dijo en los cinco minutos que pudimos estar a solas  “papi, tranquilo. Está todo ok”. El día en que su mami y yo le dimos el último beso en su preciosa carita.

Han pasado seis meses desde la muerte de Mireia. No voy a decir que he superado la muerte de mi hija porque no es verdad. La muerte de una hija o un hijo es tan antinatural e inhumano que no se supera nunca. Ni con el paso del tiempo. Verdad que el tiempo ayuda. Verdad que la gente que te quiere y te rodea ayuda a seguir hacia delante.
Mucha gente me dice “eres un ejemplo”, “que fuerza tienes. Admirable” o “yo no creo que pudiera aguantar la muerte de mi hijo”. Y siempre contesto dos cosas. Una, es que si estoy así es porque me inyecto la fuerza que se me da por parte de toda la gente, me conozcan personalmente o no. Y la otra, es que en estos casos uno tiene que dejar de ser egoísta. Uno no puede encerrarse en sí mismo, aunque sea lo que más apetezca. Por supuesto, que a mi me dan ganas de encerrarme en casa y mandar todo a la mierda. Pero no. Creo que no se puede ni se debe hacer.

Con la muerte de Mireia hay unos abuelos que han perdido a su nieta. Unos tíos que han perdido a su sobrina. Unos primos que han perdido a alguien más que a su prima, su amiga y su espejo al que mirarse. Sus amigas y amigos han perdido a su mejor amiga, MAPS, su compañera, su novieta, su “chinita”. Mis amigos, a los que adoro y quiero con locura, han perdido a su “sobrina”. Una familia que ha perdido a un miembro muy querido. Todos sufrimos con la muerte de un ser querido. Todos sufrimos con la muerte cruel de Mireia. Todos. Y por esta razón, yo no tengo el derecho de caer en depresión y que mi familia, amigos, compañeros y demás gente que me conoce se tengan que preocupar por mi. No es justo ni para ellos, ni por Mireia ni por mi. Ya tenemos bastante dolor.

Esto no quita para que tenga mis momentos duros, de dolor, tristeza, de llorar, de bajón, angustia, desesperación, incredulidad... Hay que tenerlos. Creo que es bueno tenerlos. Te desahoga. Y después de esos momentos malos vienen los recuerdos positivos. Esos pedazo de recuerdos de lo bien que estaba y de lo bien que me lo pasaba con mi hija, de lo felices que éramos.

#MireiaTeQuiero

sábado, 19 de marzo de 2016

Día del padre.

"Papi, felicidades. Te quiero" y acto seguido junto con un besito me daba su regalo. Salvo aquel año que me lo escondió y me fue dejando pistas para que lo encontrara. Una pista fue hacerla cosquillas hasta que me dijo la siguiente. Fue genial!. Ese regalito que hizo con sus propias manos.

Siempre he dicho que los días del padre, madre, san Valentín, etc... deben ser todos los días del año. Y de hecho lo son. Pero este 19 de marzo, este primer día del padre sin mi hija es especial y doloroso. Su ausencia duele. Pero a la vez, también me siento el mejor padre del mundo.

Mireia siempre me hacía un regalito que hacía ella , esos dibujos, que tanto echo de menos que me haga. Aunque también me daba ese regalo que compraba con la complicidad de su mami.
Pero el regalo más bonito fue su amor, cariño, sus te quiero, su felicidad, su sonrisa, sus besos y caricias...que aún siento con mucha fuerza.

Siempre digo que la herencia que me ha dejado mi hija tras su muerte es ser mejor persona y sobre todo el poder ser padre. Ser padre te cambia. Ser padre te llena como persona. Ser padre es, para mi, lo máximo. Ser padre.
He disfrutado de ser padre de Mireia. Disfruto decir que soy el padre de Mireia. Ha sido tan fácil ser padre de ella. Lo ha puesto tan fácil. He tenido tanta ayuda.

Y permitídme un consejo. Quered a vuestros hijos. Besadlos. Abrazarlos. Vivid la vida con ellos, cada etapa, cada día, cada segundo. Disfrutadlos porque es lo mejor que le puede pasar a una persona. Y como hijos, quered y disfrutad de vuestros padres

Felicidades a todos los padres, en especial a los que hemos perdido una hija o un hijo.

#MireiaTeQuiero

martes, 15 de marzo de 2016

Mireia, nuestra estrella

Muchos conocisteis a Mireia en persona. Otros la conocisteis sin haberla visto porque siempre he hablado de mi hija. Soy su fan número uno y siempre he fardado de hija. Orgullo. A mis clientes le hablaba de ella en todas las visitas. Es como si hiciera las visitas conmigo. La han visto, mejor dicho oído, crecer. Otros habéis conocido a Mireia a través de este blog o bien por las redes sociales.

Cuando me decidí a escribir este blog (tenía mis dudas) lo único que tenía claro era el título "Mireia una sonrisa eterna". Y el objetivo del blog era, por una pequeña parte, exteriorizar mis sentimientos y encontrarme "algo mejor". Pero sobre todo, lo fundamental de este blog era mantener viva la sonrisa de Mireia. Esa sonrisa que nos ha hecho a todos felices. Esa sonrisa que me ha hecho ser feliz, ser padre y mejor persona. Su herencia para mi.

Mireia siempre estaba sonriendo. Siempre estaba feliz. Era una niña feliz. Por supuesto que tenía su genio, sus rabietas y sus ataques de preadolescente, pero nunca se le borraba la sonrisa de la cara. Era así, sonriente y feliz.

Hoy puedo decir que he conseguido mantener esa sonrisa de Mireia. Pero no lo he hecho solo. Ni mucho menos. Lo hemos conseguido entre todos. Su mami Merche, familia, amigos, conocidos, amigos de Mireia, colegio, clientes, lectores, seguidores en redes sociales...TODOS habéis conseguido que el recuerdo de Mireia siga presente. Siga vivo.
Yo, está claro que nunca olvidaré a mi hija pero a través de vosotros, esa niña, que para mi es muy especial, habéis hecho, conseguido que su recuerdo perdure para siempre.

Mucho me decís, "sin conocerla como la quiero y ya forma parte de mi vida". Así es. Mireia ya forma parte de nuestros corazones, de una u otra forma, pero ahí está. Y esto es lo que me hace que me llene de vuestra fuerza para seguir día a día.

Pero Mireia no está ahora solo en nuestro corazón o en nuestro recuerdo. En el homenaje funeral que hicimos mi gran amigo Óscar P. dijo "cada vez que miremos al cielo ahí estará Mireia. La estrella que más brilla". Pues mi hermano Óscar Z (gran persona) me ha hecho este pedazo de regalo. Mireia ya tiene su estrella. Nos ilumina con más luz si cabe. Nos guía con más luz si cabe. Ahí está en el cielo y nuentros corazones y en nuestro recuerdo.

Así que gracias a todos. Gracias de corazón. gracias por darme fuerzas y gracias por hacer que la sonrisa de Mireia no se apague nunca.

#MireiaTeQuiero