lunes, 14 de noviembre de 2016

Yo lloro.

Yo lloro. Claro que lloro. Es bueno llorar. Es sano llorar. Lloro mucho. Siempre en soledad porque lo guardo para mí. Es mi momento de tristeza. Es mi momento de pena. Es mi momento de echar de menos a Mireia, de recordarla, de sufrir su ausencia.

Lloro cuando hablo con Mireia en mis sueños, y sin soñar. Lloro cuando le mando besos. Lloro casi todos los días. Lloro en cualquier momento. No hay una hora fija o un determinado momento, sino que lloro cuando me apetece o me viene la lágrima. Lloro en el coche o en la moto. En el cementerio. Cuando escucho su música y la canto con ella. No oigo a Mireia pero si la siento. Lloro cuando veo algún comentario de apoyo en redes sociales o en este blog. Cuando me viene un recuerdo o veo una foto de mi hija, lloro. Lloro cuando escribo. Lloro, claro que lloro. Lloro por Mireia. Lloro su ausencia. Lloro mi soledad.

No todos los lloros son iguales. A veces lloro por tristeza. Otras veces es pena o de no entender lo que pasa. Lloro por que sí. Ahora, últimamente, lloro por rabia. Esa rabia que tengo porque el "puto bicho" me (nos) arrebató lo que más quiero (queremos). Lloro de rabia. En esos momentos de rabia las lágrimas son como agua hirviendo que te van quemando las mejillas mientras caen por la cara. Son lágrimas que duelen. Y cómo duelen! 
Aún me cuesta entender su ausencia. Me cuesta entender el que Mireia ya no está conmigo. Me cuesta entender el hacer cosas que ya no hago con ella. Me cuesta entender esta nueva "puta vida" que me toca vivir. Soy consciente que me tengo que acostumbrar y que el tiempo irá poco a poco encaminándome a esta nueva etapa de mi vida. Cuesta.

Lloro de emoción por toda la gente que me rodea, me conozca o no, y me quiere. Pero es otro tipo de lágrima, una lágrima dulce, de amor, cariño, de sentirme querido, de compañía…y esto es muy importante y reconfortante. Ayuda mucho a seguir viviendo. Lloro porque los que conocisteis a Mireia me demostráis lo mucho que la queréis; y los que no la conocisteis la estáis queriendo como si la hubierais conocido de toda la vida. Y eso es un sentimiento de cariño que me hace llorar. También lloro por esto, claro que si. Lloro porque lleváis el nombre de Mireia, su recuerdo y su sonrisa a cualquier acto o a cualquier lugar del mundo u homenajes o simplemente en vuestro corazón. Lloro porque os volcáis.

Pocas veces lloro delante de la gente. No es porque crea que me sienta débil ni porque me hago el fuerte y el duro, que no lo soy, ni por vergüenza. Es porque esas lágrimas las guardo para mi intimidad. Las guardo como un acto privado entre Mireia y yo. Nuestro momento. Nuestro secreto. Y al rato Mireia me da esa colleja de “espabila papi que estoy bien”. Es entonces cuando se me apodera una sonrisa. La sonrisa de Mireia.

Es bueno llorar. Llorar te limpia, te liberas de pesadillas, problemas, penas, tristeza, rabia, impotencia… Hay que llorar. Yo lloro. Lloro mucho y después de llorar me siento liberado y por eso, LLORO.

"Si cada lágrima te hace más fuerte muerde la vida con uñas y dientes" (extracto de La vida es un vals de Diego Torres)

#MireiaTeQuiero  

7 comentarios:

  1. Yo lloro contigo. No te importa, verdad?

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Lloraremos una vida y no acabara la pena, pero poco a poco serán más los momentos felices y algún día u recuerdo nos traerá la alegría

    ResponderEliminar
  4. Lloro contigo!! Mi hijo murió hace 3 semanas y también lloro hasta que no me quedan lágrimas. Eso me hace sentir más cerca de él y expresar todo lo que siento. Te acompaño. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Envidio tus lagrimas, yo ya no puedo llorar, después de 22 meses sin ella tengo la sensación de que le hago daño con mi dolor, pero estamos siempre juntos, cada minuto. Un abrazo y llora todo lo que necesites.

    ResponderEliminar
  6. Te comprendo, muy pero que muy bien. A mi hijo tambien se lo llevo el bicho. Tambien lloro de todas las formas humanas posibles. El tiempo te ayuda, te enseña a llorar de otra manera. A seguir viviendo sin, por. Recibe un gran abrazo. No consuela. La ausencia de la sonrisa, los bracitos, la voz, la ausencia fisica de un hijo es inconsolable. Llorar alivia. Sentirlos fortalece.

    ResponderEliminar
  7. Todos lloramos contigo la ausencia de tu niña,una niña a la que yo he conocido por ti, por tus palabras hacia ella,tampoco te conozco a ti, pero te aseguro que lloro contigo...cada recuerdo a tu hija me hace llorar...llora y desahogate,que seguiremos llorando contigo...un abrazo fuerte

    ResponderEliminar