"Para ti, para siempre" con esta frase ha acabado Stevie, el tatuador. Y es una gran verdad por todo lo que ello implica.
Mireia ya no está conmigo, con nosotros. Mireia sí que está en mi corazón, en mis recuerdos, en mi cabeza, en cada sentimiento, en mi forma de ser, hacer y estar, en el día a día...y ahora también está en mi. "Para ti, para siempre".
Nunca había pensado en hacerme un tatuaje. De hecho, a mi madre, la yaya Isabel, se lo quité de la cabeza ya hace un tiempo. Pero hoy puedo decir que es una de las cosas con más orgullo, cariño, amor y sentimiento que he hecho en mi vida.
Yo, que tengo pánico a las agujas, me he armado de valor. No me arrepiento aunque estuviera asustado. Pero creo, sinceramente, que el motivo merece la pena. Y tanto que si, porque lo que siento ahora es indescriptible: amor desmedido, emoción, emotividad, cariño, satisfacción, orgullo... Ojalá nunca me lo hubiera tenido que hacer y que Mireia siguiera viva. Ojalá. Pero como no es así, creo que es un buen doble homenaje a mi hija. Primero porque quiero mucho a Mireia y no la olvido. Y segundo, porque en cada verano le gustaba hacerse esos tatuajes de henna (los temporales). Recuerdos imborrables.
Mientras me iban escribiendo cada letra, mientras escribían cada palabra notaba una sensación brutal de emoción. Pero ha sido cuando ha empezado a tatuar el nombre Mireia cuando esa emoción ha vuelto inmensa, brutal. Emoción dolorosa porque me venían recuerdos bonitos. Una sensación de vacío porque se la echa mucho de menos. Apunto he estado de llorar. Luego, solo, en el coche, mirando fijo el tatuaje, su nombre, he llorado. Era una sensación única. Mireia, esa palabra, ese nombre tan bonito. El nombre de mi hija. Mireia, una sonrisa eterna.
No quiero pasar por alto a una gran persona que ha tenido mucho que ver con esto, José Carlos Ochoa, Pepe. Eres un grande, y lo sabes. Te quiero a ti y a tu familia. Gracias de corazón.
#MireiaTeQuiero
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