sábado, 28 de noviembre de 2015

Dos meses (parte tres). El homenaje

28 de noviembre del 2015. Dos meses desde el funeral. Su madre y yo decidimos no hacer misa por coherencia. Mireia no estaba bautizada, y además, si yo ya no creía en ningún dios, ahora mucho menos. Así que decidimos hacer un funeral que fuera un homenaje. Una despedida como Mireia se merecía. Con su música y que la gente que quisiera saliese a hablar. A hablar de lo que cada uno quisiera. Recuerdos. Emociones. Aventuras. De su amiga. De Mireia.

Antes de que empezara el funeral, quise quedarme a solas con mi hija. Serían sobre las 9,30 horas y estuvimos unos 5 minutos a solas. Hablando. Le decía que la quería. Qué la quería mucho y no me creía que ya no iba a estar físicamente más conmigo. Que la quiero más que a mi vida. Que era mi niña. Mi amor. Mi sentido de vivir. Que la iba a echar de menos. Que la quería. Que allá donde estuviera que siguiese haciendo feliz a la gente como lo había hecho con todos nosotros. Que todos la queríamos. Yo seguía hablando hasta que ella, con su pulgar levantado, me dijo: "Papi, también te quiero. Tranquilo. Está todo ok". Lo sé, soy consciente que fue producto de mi imaginación pero fueron cinco minutos de padre - hija, hija - padre que nadie me los va a quitar. Me sentí muy bien y, quizás por eso saqué la entereza que mostré después. Me quede tranquilo. Me sirvió y a día de hoy aún me sirve.

A las 10,30 empezó el homenaje. No cabía la gente en la sala, incluso había gente fuera. 500 ó 600 personas me dijeron que pudo haber. No lo sé. Mucha.
Merche y yo entramos juntos de la mano y fuimos a primera fila. No aguanté sentado en la silla y me fui a esperar a mi hija al pedestal. Mientras subía desde el sótano sonaba su grupo preferido con su canción preferida. Los Auryn y "Saturday I'm in love". "Es mi canción preferida" nos decía. Le dejé el ramo que le trajeron sus MAPS (mejores amigas para siempre) y su camiseta del cole de 6 D.

Salimos a hablar. Salimos mucha gente: familia, tíos, primos, sus amigas... Queríamos despedirnos de Mireia como se merecía. Con amor, mucho amor. Fueron palabras emotivas, bonitas, sinceras, con cariño, sentidas, con dolor, con tristeza, con lágrimas, con sentimiento, del corazón...y una frase en común que todos dijimos "Mireia, te quiero mucho"

Fue bonito. Fue especial como era ella, especial. Mi niña.

#MireiaTeQuiero

2 comentarios:

  1. Fué bonito, pero muy doloroso.
    No podía parar de llorar.
    Es la primera q vez, q vi a mi hijo llorar con tanto dolor.
    Siempre Mireia ❤

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  2. Sergio, para mí eres un ejemplo de lucha. No hace falta que lea este blog, que me parece maravilloso, para acordarme de Mireia, pero cada vez que lo leo se me desgarra el alma y a la vez, necesito leerlo. Te enviamos toda nuestra fuerza y cariño. Sigue luchando como lo haces.

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