miércoles, 18 de noviembre de 2015

Por qué y mil veces por qué!

A la sensación de que el mundo se había parado en aquella trágica noche del 26 de septiembre se me unió la incredulidad y el no entender el qué estaba pasando. No podía creer que mi hija se iba a morir. No podía creer que mi hija había muerto. Y no entendía nada. ¿Por qué? ¿Qué está pasando? ¿A Mireia? ¿A nosotros? ¡Por qué, por qué y mil veces por qué!

No entiendes como una niña de 12 años con toda una vida por delante se muere, si unos días antes, estaba llena de ella. Uno no está preparado para estas pruebas que te pone la vida. Un padre o una madre no están preparados para enterrar a un hijo o hija. Es un dolor inhumano y es antinatural. En esos momentos entras en shock. No entiendes nada. La mente humana, salvo los retorcidos, que lo hay, no está preparada. Nunca lo estará. Son preguntas sin respuesta. Nunca la tendrán.

El domingo 27 de septiembre seguía sin ser consciente de la muerte de Mireia. Pude dormir gracias a la pastilla que me recetaron y que me hicieron tomar. Pude dormir pero no descansar ni dejar de pensar en mi hija.
Vino mi hermano a buscarme. Gracias Óscar por todo lo que hiciste (y haces) esos (y todos) días. Gracias por encargarte de todo. Fuimos a las oficinas del cementerio de Torrero a elegir nicho. Nos dieron 5 ó 6 opciones y fuimos a verlos. Uno por uno. Quería un nicho que estuviera bien y cerca de mi primo Samuel. Un nicho que tuviera buena altura para ir a verla y poder ponerle flores sin problemas, poder hablar con ella, que estuviera rodeada de buena gente que la ayudara, y a la vez, ella les haría más felices, como me ha hecho a mi. Quería, como siempre he procurado, lo mejor para mi hija. Qué extraño verdad, o no...

Seguía sin creermelo. No era consciente del todo. Sabía que Mireia había muerto pero no podía creerlo. Todo me superaba y estoy superado por todo.
A las 10,15 de ese domingo se abría el tanatorio. Yo llegué sobre las 10 y cuando me acerqué a la sala y vi el cartel "Velatorio 7. Mireia Zorita Martínez de Pisón" fue cuando la incredulidad se fue convirtiendo en una cruel realidad. Mi nueva realidad, la que nunca me hubiera imaginado, la que nunca se quiere. Verla en su ataúd fue duro, durísimo, pero aún podía darle besos,  abrazos y estar con ella físicamente. Era la cruel realidad de ese día. Es mi desgraciada realidad.

Hoy sigo teniendo algo de esa incredulidad. Hoy todavía no me lo creo del todo. Solo ha pasado mes y medio y aun no me creo que mi hija no esté conmigo. A veces, la cabeza me hace pensar que Mireia está en casa con su madre. A veces, la cabeza me hace pensar en ir a buscarla para que pase el fin de semana conmigo. A veces, la cabeza me hace pensar en coger el móvil y llamar a Merche para que me la pase y poder hablar con ella. A veces, la cabeza me hace meterme en mi sitio de la cama pensando que Mireia ha venido a dormir conmigo. A veces, la cabeza te hace estar en esa realidad paralela que te gustaría seguir viviendo. Pero esa cabeza loca habla con el corazón. Un corazón roto por el dolor y la ausencia de Mireia.
Mireia está muerta. Lo sé y me gustaría que fuese una maldita pesadilla. Me creo que mi hija esté muerta. Lo sé. Soy consciente pero no lo tengo asumido. No creo que pueda asumirlo nunca pero tengo que aprender a vivir con ello. Tengo que buscar mi nuevo motor de vida.

#MireiaTeQuiero

16 comentarios:

  1. No tengo palabras para lo que he vivido en un mes, con dos grandes pérdidas para mí.
    Un abrazo amigo

    ResponderEliminar
  2. Grande Sergio....Ánimo y muchos bss

    ResponderEliminar
  3. "No puede ser"esa es la frase que me martillea día tras día.La repito desde el jueves 24 de Septiembre.

    ResponderEliminar
  4. Sergio, me dejas siempre sin palabras.

    ResponderEliminar
  5. Sergio, me dejas siempre sin palabras.

    ResponderEliminar
  6. Como tú dices, ha pasado ya un mes y medio,y a día de hoy, sigo sin saber por qué.....
    Siempre Mireia!!!!!!

    ResponderEliminar
  7. Uffff cada letra, cada frase, cada pensamiento o sentimiento que compartes, me lleva de un brusco tirón otra vez a aquella noche precedida de 14 días en que no creíamos lo q veíamos. .... ufff!!!
    Como dices... crees lo q ves y sabes lo q ha ocurrido.... pero no terminas de creerlo..... realidad paralela? No se..... yo no lo asumo así q no quiero ni imaginar tu y merche.....
    Como siempre..... os quiero..... animo y un poco de paz

    ResponderEliminar
  8. Un abrazo amigo , no queda mas , fuerza y hacia adelante

    ResponderEliminar
  9. Un abrazo amigo , no queda mas , fuerza y hacia adelante

    ResponderEliminar
  10. Yo tampoco me lo creo, tampoco lo tengo asumido.

    ResponderEliminar
  11. Después de mes y medio. Sigo sin poder escribir. Sigo sin palabras. No hay palabras que sepa que os puedan consolar. No hay palabras que alivien vuestra pena. Sólo puedo tender mi mano para cuando la necesitéis que esté ahí. Muchos ánimos.

    ResponderEliminar
  12. Lo siento mucho Sergio, muchísimo. Ojalá encuentres ese motor.

    ResponderEliminar
  13. Puffff sin palabras y como siempre emocionándome con cada palabra..... Mucho dolor en tus palabras, pero tanto amor Sergio.... Ese será tu motor dl amor tan grande que teníais por Mireia.... Olvidarla jamás pero seguro q te ayuda a seguir adelante. Yo solo os conocía de vista y de que el día q Mireia ingreso mi peque también lo estaba y ciertamente aún estándo malita tenía una sonrisa inmensa y tan dulce.... Un abrazo muy fuerte.

    ResponderEliminar