23 de septiembre
del 2015
Hoy le
hacen el scanner a Mireia. Nos dicen que es una prueba importante. No sé, no
tengo buenas sensaciones. Creo que algo va a salir mal. Últimamente todo sale
mal, así que ¿por qué va a salir el scanner bien? Intuición. ¿Estaré perdiendo
la esperanza?
Entramos
en la habitación de la UCI después de oír el parte médico. Mireia sigue igual.
No ha mejorado nada. Sigue tumbada en la cama y está dormida. No habla, apenas
se mueve, no interactúa con nosotros. Los médicos nos dicen que están metiendo
prisa a microbiología para que den los resultados, pero esto lleva un tiempo. Solo
queda esperar y esperar.
Por la
tarde todo igual. No hay cambios.
Tengo
más miedo si cabe. Estoy muy preocupado por Mireia. La veo mal y nada con la
que la tratan está dando resultado. Estoy convencido que los médicos están
haciendo todo lo posible y más. Todos los días se reúnen en sesión clínica para
intercambiar opiniones. Van médicos que tienen fiesta. Su objetivo es curar a
Mireia. Creo que en esas sesiones van hasta los seguridad para ver si ellos
pueden aportar algo. Toda opinión es buena y necesaria. Además siguen en
contacto permanente con los hospitales de Madrid y Barcelona. Le han hecho
todas las pruebas por haber. Todas, y cuando digo todas hasta una enfermedad
que pueden transmitir los caballos y otras
raras que se pueden coger en la piscinas (no me acuerdo de los nombres).
Siempre los resultados son negativos. El puto bicho juega con nosotros y con la
clase médica.
Nos
vamos a casa. Nos espera una larga noche y de mucha “comedura de cabeza”. Tengo
mucho miedo a que lleguen las 12:30 horas y nos den el resultado del scanner. Se lo digo a mi cuñada Bárbara. Me anima.
Me dice que saldrá todo bien. Ojala tengas razón tía Bárbara.
¿Podré
dormir algo?
Continuará…
#MireiaTeQuiero
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