domingo, 22 de septiembre de 2019

Diario de 13 días (parte 10)


22 de septiembre del 2015

Otro día más de tensión, nervios, preocupación. Los días van pasando y se nos nota más preocupados y cansados. No vemos mejoría y cada día hay algo malo nuevo. Esta situación nos está destrozando poco a poco por dentro y por fuera. La incertidumbre es lo peor. Y hoy…

Nos dan el parte de la mañana. Mireia no mejora. Tiene un nuevo síntoma de esos raros. Tiene paralizada su parte izquierda del cuerpo. Ni la mueve ni la siente. Y además sigue sin visión periférica.
La punción lumbar no ha dado nada positivo. Seguimos sin saber qué tipo de puto bicho es con lo que han decidido mandar a microbiología para que lo analicen con carácter de urgencia. Nos avisan que tardarán en decir los resultados pero en cuanto estén, lo sabremos con total seguridad. También se han puesto en contacto con otros hospitales de referencia de Madrid y Barcelona para intercambiar opiniones. La prueba de la tuberculosis ha salido negativa. Mañana le harán el scanner. Los médicos se están dejando la piel.

Entramos a verla y los ojos se nos ponen vidriosos. “¿Hola Mireia? Cariño, ya estamos aquí”. No podemos llorar. Tenemos ganas pero no podemos, no debemos. No. La procesión va por dentro. El estómago está encogido. El alma está rota. El corazón palpita a mil. Ver a tu hija así es lo peor que puede pasar a un padre y una madre. Tenemos que estar y ser fuertes por ella. Nos tiene que sentir plenos y con la confianza de que juntos vamos a salir de esta tremenda pesadilla. Me la como a besos.

Hoy de nuevo le pongo su música. La calma y le hace bien. Merche y yo decidimos que mañana traeremos un pen drive para que escuche su música. Se lo encargaremos a sus primos que saben más que nosotros de la música de Mireia. Los médicos nos dan permiso, eso sí, con volumen bajo. Algunas canciones las cantamos juntos como hacemos en el coche. Parecemos un dúo musical. Suena entre otras canciones “Tic Tac” de los Auryn (su grupo preferido).“Papi quédate tú el IPad que yo ya me la sé y tú no y así lees la letra”. Me hace sonreír. Este es su superpoder.

Sigue comiendo poco. Normal. Está llena de medicamentos y sueros. Lleva tumbada sin moverse más de 10 días. Si casi no tengo apetito yo, cómo va a comer Mireia.
Nos tenemos que ir y por la tarde ya volveremos. Esperemos que el nuevo parte sea con buenas noticias. Siempre lo esperamos. Pero no es así. Sigue igual. Volvemos a entrar y más besos, abrazos, caricias. Más música. Y mucho amor. Mucho. Por la tarde casi no nos habla. Está muy apagada. Malo.

Salimos y contesto a todos los WhatsApp dando el parte médico.
Estoy cansado. Agotado física y psicológicamente. Destrozado. Sin ganas de nada, solo de llorar. Quiero que se ponga buena y salir de la UCI. Que vuelva a casa y seguir con nuestra vida. Tengo que ser fuerte por ella, por mí, por Merche, por mis padres, por todos…sobre todo por ella. No puedo permitirme la mínima caída. Si me derrumbo, caigo y no seré útil para mi hija. Juntos, con nuestro amor, tenemos que superar esta pesadilla. El puto bicho está haciendo mucho daño a Mireia, sin embargo, a su madre, a mí y a todos los que queremos a Mireia nos está dañando también.
Las noches son largas y malas. Poco se duerme ya.

Continuará…

#MireiaTeQuiero

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