domingo, 15 de septiembre de 2019

Diario de 13 días (parte 3)


15 de septiembre 2015

Mireia no ha pasado buena noche. A veces se ha levantado con dolores de cabeza.
A las 13 horas, más menos, han pasado los doctores para hacer las pruebas a Mireia. De nuevo las pruebas de meningitis. Nada. Come poco por no decir nada. Seguimos preocupados porque no sabemos qué le pasa a nuestra hija y el porqué de esos dolores de cabeza.

Es la hora de la merienda y la enfermera le trae un yogurt. Mireia está tumbada en la cama medio dormida. Lleva ya un rato así.
-       -  No me gusta como veo a Mireia. Voy a llamar al pediatra de urgencias. Nos dice la enfermera.
Al poco sube un neuropediatra y nada más verla decide que Mireia se quede sola en la habitación. Cambia de habitación a su compañera. Y manda hacer una punción lumbar de urgencia. Sospecha que es meningitis. Ya tiene rigidez en el cuello. En efecto, los resultados dan positivo. Mireia tiene meningitis. Traslado rápido a la zona de infecciosos

La intranquilidad que teníamos por no saber que le pasaba, se convierte en miedo, preocupación, temor. ¡Joder que es meningitis!
Cómo es posible que en cuatro horas el puto bicho se haya hecho tan fuerte. El puto bicho en cuatro horas no daba síntomas y ahora está atacando de forma brutal. ¿Qué pasa? Ahora falta saber qué tipo de meningitis es.

A medida que pasan los minutos, Mireia está cada vez peor. El primer síntoma raro (así lo llamo yo) es gritar. Un grito desgarrador que parece que le estén arrebatando el alma. Un “ay” de dolor que desgarra. Duele. No para de gritar “Ayyyyy, me duele”. Merche y yo tratamos de calmarla. Es imposible. Mireia está ida. No es que no nos haga caso, es que no puede. El puto bicho no la deja. 

Duele mucho ver a tu hija sufrir. ¿Por qué no me pasa a mí? Mireia te quiero.
Toda la tarde así. Las visitas se asustan. Mi madre se va muy preocupada. Normal. No quería que viniera para que no la viera de esta manera, pero una yaya es una yaya. Tximo y la tía Bárbara también están muy preocupados.

Y llega la noche. Por supuesto no cena. Decidimos quedarnos Merche y yo con nuestra hija. Esos síntomas raros no paran y cada vez algo nuevo.

Continuará
#MireiaTeQuiero

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